¿Te dedicaste al hogar y al cuidado de tus hijos?

La compensación económica responde a una intención de resarcir el desequilibrio originado durante el matrimonio o el concubinato, cuando uno de los cónyuges o concubinos se dedicó preponderantemente a las labores domesticas y al cuidado de los hijos.

Como abogada de lo familiar, en los casos que llevo de divorcios en esta ciudad, en el 90% de ellos, son las mujeres las que se quedan en casa realizando labores domesticas y del cuidado de los hijos, aunque también vemos cada vez más a hombres que realizan esas funciones, trabajo que por cierto no es remunerado.

Cuando estamos enfrentado un proceso de divorcio en donde se encuentran involucrados hijos, se piensa que solo se tiene derecho a exigir pensión alimenticia para ellos, sin embargo, si durante el matrimonio te dedicaste preponderantemente al desempeño de las labores domésticas y al cuidado de los hijos, puedes también demandar a tu favor la compensación económica, porque son actividades que pueden valorarse económicamente. 

¿Por qué es así? En un primer momento porque es clara la existencia de un desequilibrio económico, por ejemplo en el caso de quienes se casaron bajo el régimen de separación de bienes se observa un desequilibrio patrimonial, pues cada uno es dueño de su masa patrimonial y puede incrementarla atendiendo a sus oportunidades en el mercado laboral, por lógica, son inferiores para la parte que se ha dedicado en forma total o parcial al trabajo del hogar o al cuidado de los hijos, pues esta última no esta en las mismas condiciones para desarrollarse profesionalmente y laboralmente como el otro cónyuge.

Es decir, uno de los cónyuges releva al otro cónyuge de las responsabilidades del hogar, que debiesen compartirse por igual y por tanto eso le permite al otro cónyuge dedicar su tiempo y diligencia a su desarrollo profesional y laboral y por tanto quien sufre un perjuicio económico es aquel cónyuge que no pudo desarrollarse profesional y laboralmente pues se dedicó al hogar y al cuidado, lo cual la imposibilito para hacerse de un patrimonio propio.

Ello tiene su base en la justicia distributiva, que tiene como finalidad componer ese desequilibrio económico, a diferencia de la pensión alimenticia que puede pagarse de forma periódica, el pago de la compensación económica se da en una sola exhibición. 

Ahora bien, tampoco quedan excluidas aquellas personas que aparte de cuidar a los hijos y realizar labores del hogar, trabajaban, pues no es obligatoria la dedicación exclusiva de estas tareas, sin embargo, si debe acreditarse la necesidad de subsanar un desequilibrio generado al interior de la familia, pues el hecho de que una persona haya tenido un empleo o haya adquirido bienes propios, no subsana el costo de oportunidad de asumir las cargas domésticas y de cuidado.

No reconocer esta situación implicaría justamente invisibilizar el trabajo domestico al pasar por alto el esfuerzo dedicado a esas actividades no remuneradas, con el subsecuente impacto desproporcionado en las mujeres, por ser quienes en mayor medida realizan estas labores, pues tan solo en estas labores las mujeres aportaron 2.6 veces más valor económico que los hombres, como lo indica información publicada en este medio informativo (El Diario 06/12/22).  

En 2021, las mujeres aportaron a su hogar, en promedio, el equivalente a 71 mil 524 pesos por su trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados. En contraste, cada hombre realizó actividades similares equivalentes a 28 mil 831 pesos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), así lo precisa la periodista Iris González (El Diario 06/12 /22.)

En consecuencia, los órganos jurisdiccionales deben tener un papel activo en estos casos para garantizar el acceso a la justicia en condiciones de igualdad, pues la compensación económica permite reconocer que el trabajo del hogar y de cuidado generan costos de oportunidad en perjuicio de quienes los llevan a cabo y beneficia económicamente a las personas que lo reciben y que generalmente este tipo de labores históricamente han sido desvalorizadas colocando particularmente a las mujeres en situación de desventaja, ya que son ellas las que de manera desproporcionada las desempeñan.

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